Huevos camperos

Los huevos camperos son, por definición, huevos de gallinas criadas al aire libre. Una crianza adecuada es importante para garantizar la calidad de los huevos. Un entorno higiénico y suficiente ejercicio contribuyen a la producción de huevos. Como producto de la cría en libertad, los huevos camperos llevan su código correspondiente.

¿Cómo vive la gallina?

La crianza correcta de las gallinas influye de forma decisiva en la calidad de los huevos. Si se compara a nivel internacional, la industria avícola suiza tiene estándares muy exigentes de bienestar animal y cuenta con la legislación de bienestar animal más estricta del mundo.

Suiza fue también el primer país del mundo en prohibir la cría en jaulas, el 27 de mayo de 1981. En la UE, esta prohibición se introdujo 30 años después. En muchos países aún se practica esta forma de cría.

Todas las gallinas en Suiza tienen al menos un espacio exterior protegido denominado jardín de invierno, al que pueden acceder diariamente.

Los aviarios están adaptados al hábitat y al comportamiento naturales de los animales. Éstos poseen perchas donde las gallinas pasan la noche. En la naturaleza, también duermen en lugares elevados con el fin de protegerse de los depredadores. Los aviarios cuentan con sistemas de alimentacion por cadena y bebederos de tetina. También existen áreas para escarbar en el suelo y lugares de descanso para los animales. Cada gallinero está equipado con nidales.

A fin de evitar peleas jerárquicas entre las gallinas por encontrar el sitio más elevado en el aviario, las perchas se distribuyen mayoritariamente en el piso más elevado del sistema. Los sistemas de alimentación por cadena reducen también dichas peleas, pues el alimento se encuentra a disposición a lo largo de toda la longitud del aviario.

En Suiza, para obtener el permiso de venta de un nuevo sistema aviario es necesario la aprobación de varios exámenes de prueba dirigidos y analizados por la Delegación de Agrigultura y Veterinaria. Es calificado por la Delagación de Agricultura y Veterinaria como no adecuado, no se aprueba su venta. Con esto se garantiza que todas las necesidades naturales de las gallinas queden cubiertas.

Sistemas de cría actuales en Suiza

Cría en el suelo
En este caso, los animales cuentan con suficiente espacio en el gallinero. El gallinero tiene luz del día, lugares para alimentarse y beber y zonas de descanso. El lecho de paja y un espacioso jardín de invierno les proporcionan suficiente espacio para moverse, además de la posibilidad de escarbar y picotear.

Cría en libertad
En este tipo de cría los animales tienen además acceso al campo. Allí disponen de sombra y áreas verdes, y también pueden tomar baños de arena o polvo. El entorno natural con pastos verdes ofrece mucha libertad y espacio.

Cría ecológica
Para la cría ecológica la normativa es más estricta. La explotación alberga como máximo 2000 gallinas. La alimentación debe ser ecológica y las gallinas tienen más espacio a su disposición.


Del huevo a la gallina

A menudo se dice que primero fue la gallina y luego el huevo. Una conclusión lógica, pero solo a primera vista. El huevo existió mucho antes que la gallina. Según varias investigaciones, su desarrollo pudo haber comenzado hace ya mil millones de años, pero no en la forma en que conocemos de nuestras gallinas actuales. Una mirada a la historia de nuestra gallina doméstica puede arrojar un poco de luz sobre esta audaz afirmación.

Los antepasados de nuestra dócil gallina doméstica eran saurios depredadores bastante peligrosos, que también ponían huevos. Los cambios en el curso de la historia, desde los lagartos de dos patas y varias toneladas de peso de la línea de los raptores hasta el pollo capaz de volar que conocemos en la actualidad, llevaron su tiempo. Las escamas de los reptiles se transformaron en plumas hace unos 150 millones de años. Actualmente, solo las escamas de sus patas muestran todavía este vestigio de sus antepasados, ¡al igual que la puesta de huevos!

Con esto llegamos de nuevo a nuestro huevo, que, en vista del desarrollo evolutivo, estuvo definitivamente allí antes que la gallina, pero que hoy tiene una cáscara calcárea más firme. Así pues, desde el ave primitiva (el dinosaurio con plumas) hasta el pollo doméstico fue necesario recorrer un largo camino. El gallo bankiva es considerado en la historia como el antecesor de nuestro pollo doméstico. Los estudios realizados hasta la fecha han demostrado que, hace casi 8000 años, los habitantes de Asia domesticaron las primeras razas domésticas del gallo bankiva, como evidencian los hallazgos óseos procedentes del período neolítico.

En ese momento, el hombre dejó de ser un cazador-recolector para convertirse en un agricultor sedentario. En Europa Central, la primera evidencia de la cría de pollos se remonta a la temprana Edad de Hierro. Sin embargo, en aquella época se criaban exclusivamente en gallineros, ya que no eran muy leales a su lugar de estancia y además podían volar con facilidad. En España fueron los fenicios los que domesticaron gallinas en el primer milenio a.C.; en Suiza, varios hallazgos procedentes del siglo V/IV a.C. sugieren la existencia de la cría de pollos. En el área de influencia de la Antigua Grecia, los pollos se criaban principalmente para las peleas de gallos y, en menor medida, para el consumo.


De granjas suizas

Para muchos de nosotros, los huevos se han convertido en un elemento indispensable de nuestra dieta diaria. Como parte importante de nuestra alimentación, son ingredientes de muchos alimentos o los consumimos en sus múltiples variantes, como el huevo frito, huevo duro, huevo revuelto o de muchas otras formas.

Qué hay en el huevo

El conocido proverbio «Un huevo cada día y los domingos, ¡más todavía!» tiene claras ventajas para una dieta saludable. Este es el resultado de un estudio británico en el que los investigadores han concluido, entre otras cosas, que el mito del colesterol en torno al huevo está anticuado, y que las propiedades nutricionales positivas superan a las negativas.*

La proteína del huevo contiene el mayor valor biológico que puede tener un alimento natural y, por lo tanto, puede aprovecharse de manera muy ventajosa para producir la propia proteína del cuerpo. Además, la proteína es el nutriente que produce más saciedad. Por esta razón, y como demuestran estudios recientes, el consumo de huevos puede ayudar a la pérdida de peso en el contexto de una dieta saludable. Los huevos también proporcionan valiosas vitaminas, minerales y otros nutrientes esenciales.

Así, el huevo de una gallina está formado por un 74 % de agua, un 13 % de proteínas, un 11 % de grasas y un 1 % de carbohidratos y minerales. Un huevo tiene en promedio un valor energético aproximado de 96 kcal (402 kJ). La yema del huevo también es particularmente interesante por su alto contenido en proteínas.

Todas estas características hacen que el huevo sea muy recomendable para la nutrición humana.

Los huevos contienen cantidades significativas de las vitaminas liposolubles A, D y E, así como de las vitaminas hidrosolubles del complejo B: B2, B6, B12, biotina, niacina y ácido fólico. Las vitaminas del grupo B son necesarias para todas las funciones metabólicas de las células de nuestro organismo. Allí participan en la descomposición y conversión de carbohidratos, proteínas y grasas. La lecitina, sustancia incluida en las grasas, desempeña un papel importante como emulsionante para la digestión de grasas en el intestino delgado. La colina, un componente de la lecitina, es importante para metabolizar la proteína.

Las personas que siguen una dieta saludable no deben preocuparse por el contenido relativamente alto de colesterol de los huevos. La ingesta elevada de colesterol procedente de los alimentos reduce la producción de colesterol del propio cuerpo. Además, la proporción de colesterol LDL «malo» y HDL «bueno» en el cuerpo humano permanece sin cambios. La proporción LDL-HDL es un factor importante para evaluar los niveles de colesterol y el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Por todo ello, los huevos son cualquier cosa menos una «amenaza» para la salud. Al contrario: proporcionan un gran número de nutrientes importantes que los convierten en alimentos muy valiosos desde el punto de vista nutricional. Así pues, disfrute con la conciencia tranquila «un huevo cada día y los domingos, ¡más todavía!».

* Véase CHS Ruxton, E Derbyshire, S Gibson (2010), The Nutritional Properties and Health Benefits of Eggs, Nutrition & Food Science Journal, vol. 40, n.º 3, págs. 263-279.

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